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Artículos sobre nuestra historia

Delfina Moreno de Parejas (1922-2005), una mujer de pie

by - julio 23, 2019






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Hace varios años leí un hermoso libro que me hizo descubrir un aspecto muy importante de la mujer: La Virgen, Nuestra Señora. El autor, Federico Suárez, era un historiador español que tuve la suerte de tener como profesor en la Universidad de Navarra. En este libro se lee que cuando María está al pie de la cruz el texto latino dice: Stabat Mater; el autor, profundo conocedor del latín, dice que no hay que traducirlo simplemente por estar, sino que es un estar de pie al lado del Hijo. A partir de esta lectura, que he repasado unas cuantas veces, pues para eso son los libros de espiritualidad, he aprendido que la madre no está sólo al lado del hijo, sino que está de pie.

Delfina Moreno de Parejas era una madre de pie, a mi lado. Una madre que, como casi todas las cruceñas se su generación llegó muy joven al matrimonio (apenas 18 años), con tan sólo las herramientas que le habían dado sus padres en la escuela de la vida: doctorados en economía doméstica, en sentido común y sobre todo en disciplina para el trabajo; estos elementos fueron más que suficientes para poner los sólidos cimientos de un hogar que empezaba prácticamente de cero y que sólo contaba con el amor y el esfuerzo del joven profesional con el que había unido su vida, Alcides Parejas Rivero. Una madre que concibió y parió seis hijos para los que siempre estuvo cerca y disponible (de pie, a su lado), aunque muy pronto tuvo que salir del hogar para atender el negocio que había montado con su esposo. Una madre que pronto sintió el inmenso dolor (no hay dolor como ese dolor) de perder a la hija mayor cuando ésta no contaba todavía un año de vida. Una madre que me mostró el camino hacia Dios de manera sencilla, sin estridencias y sin hacer cosas raras. Una madre que me enseñó a saber vivir en la pobreza y en la abundancia; a compartir lo poco que se tiene; a respetar a los demás; a llamar al pan pan y al vino vino, porque no hay peor cosa que las verdades a medias. Una madre que nos dio a cada uno de sus hijos las mejores oportunidades a las que se podía optar en aquellos tiempos, haciendo para ello, conjuntamente con mi padre, sacrificios que muchas veces rayaban en el heroísmo, pero de los que nunca nos enteramos, pues siempre cuidó que no trascendiera más allá de la intimidad del dormitorio. Una madre que me enseñó a vivir la alegría a través de las cosas sencillas y cotidianas, a gozar de un plato, sencillo pero sabroso y bien hecho, en un hogar siempre luminoso; a disfrutar del baile, pues ella y mi padre eran magníficos bailarines; a respetar y honrar la amistad; a compartir una buena tertulia… Una madre que siempre se me ha mostrado como esa mujer diligente del Antiguo Testamento. Una mujer que hasta sus ochenta años seguía yendo con mi padre puntualmente al trabajo y cuando regresaba a casa hacía tortas, postres e inventaba platos especiales (primero para agradar a mi padre, que está muy engreído, y luego a sus hijos y nietos), y que por lo menos una vez al mes hacía una “gabetada” de “pan amarillo” para que los hijos que desayunamos todos los días en su casa no olvidemos el sabor casero. Una madre, en fin, con la que siempre he podido contar porque está de pie, a mi lado; que aunque no entendía de cosas sofisticadas de la tecnología, ni leía lo último que se había publicado ni gustaba del cine actual, siempre recurría a ella para que me aconsejara y me mostrara el camino, pero sobre todo para que me haga sentir amado y mimado como si yo fuera el único dueño de sus amores (cariñarme. como diría mi hija Verónica).

En los inicios de la historia de la humanidad, en el llamado período Neolítico, la mujer hizo descubrimientos trascendentales que marcaron la historia. Descubrió la agricultura, la cerámica, la industria textil y la ganadería. Si es la descubridora de la agricultura es totalmente lícito afirmar que también lo fue de la culinaria, pues sólo se trataba de un paso más para consumir mejor los productos de la agricultura y la ganadería, aprovechando el fuego que se conocía con anterioridad, y haciendo uso de la cerámica. Aunque poco a poco la mujer fue perdiendo el rol protagónico que le había deparado la historia, siempre mantuvo el control de los alimentos y la administración del hogar.

Esto se puede ver de forma palpable en la historia de la Gobernación de Santa Cruz de la Sierra, que no es otra cosa que la historia del Oriente boliviano. Las mujeres, la mayor parte de ellas sin nombre ni apellido, han jugado un papel muy importante en la economía regional, pues han sido ellas las que siempre han administrado, con inteligencia y eficiencia, nuestra pobreza.

Delfina Moreno de Parejas es una de estas mujeres administradoras de pobreza. Pero fue más allá. Se dio cuenta de que a las mujeres de su tierra les hacía falta un instrumento para mejor manejarse en el hogar. Es por eso que concibió la idea de publicar un libro de cocina que tenga dos características fundamentales. En primer lugar, que pueda ser manejado fácilmente por cualquier persona, prescindiendo de su edad o grado de educación. Por otra parte, que ofrezca recetas fáciles de preparar, que sean sabrosas y, sobre todo, que los ingredientes estén al alcance de todos los bolsillos.

En 1978 cumplió su sueño, fue el año de la publicación de Doña Piedades, que se convirtió en un gran éxito editorial porque, como decía la autora, se ofrecen recetas sencillas y sabrosas para ser consumidas cotidianamente o en días de fiesta. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los libros de cocina más vendidos en el país.

A la muerte de la autora (2005) una de sus nietas, la chef profesional Carola Parejas Román de Méndez, ha sido su heredera natural. Las tres últimas ediciones este libro han sido enriquecidas con los aportes de la chef Carola que ha enmendado algunos errores y propone nuevas recetas, siguiendo la línea de su abuela. 

El 2011 las nietas de Delfina la chef Carola Parejas y la profesora Lucía Parejas publicaron Doña Piedades para niños, la versión infantil del libro con recetas fáciles y didácticas. El 2016 salió a la luz la edición décimo segunda de Doña Piedades, con una novedad que va acorde a los tiempos que vivimos. La chef Carola propone un capítulo dedicado a las llamadas comidas ligeras, entre salsas y bocaditos, especialmente para cenas bajas en calorías.

Delfina Moreno de Parejas, mi madre ―la autora de este libro de cocina Doña Piedades, que ha llegado a tantos hogares de todo el territorio nacional― nació en Portachuelo el 17 de mayo de 1922 y murió en Santa Cruz de la Sierra el 27 de enero de 2005.

Santa Cruz de la Sierra, junio de 2019

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